Conseguir el premio Pritzker no es cualquier cosa. Se trata del galardón más prestigioso del mundo en el campo de la arquitectura. El requisito principal para obtenerlo es la demostración de un alto nivel de creatividad en el diseño de las obras que, además, deben ser funcionales e innovadoras.
Hace unos días, el jurado ha fallado concedérselo este año al arquitecto chino Liu Jiakun. Sus más de 30 fascinantes proyectos se han desarrollado en China y abarcan proyectos académicos y cívicos, espacios culturales y comerciales, y también planes urbanísticos.
Jiukun pretende utilizar la arquitectura para crear comunidad, proteger el contexto estético y el patrimonio e integrar el paisaje en el entorno rural y urbano.
Inventor de los denominados "ladrillos del renacimiento" (un material fortificado que ideó mezclando escombros de las ruinas del terremoto de Wenchuan de 2008 con cemento y fibra de trigo local), más resistentes y económicos que el clásico ladrillo, su nombre quedará escrito para siempre entre los paladines de una arquitectura sencilla que, simplemente, contribuya a que las personas gocen de una mayor calidad de vida.
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