Cuando Amaia decidió visitar el sudeste asiático en busca de islas vírgenes y paradisíacas, no podía imaginarse lo que le esperaba. Montañas de basura y playas llenas de plástico se agolpaban por doquier.
Al observar la práctica inexistencia de organizaciones que velaran por ese problema, Amaia se preguntó: ¿Cómo puedo contribuir a solucionarlo? Y como una cosa lleva a la otra, ideó un proyecto innovador para afrontar el tema.
Casualmente conoció a un griego que había creado una empresa de pesca sostenible quien le contó que cuando iban a pescar no sólo recogían los peces sino también basura, aunque la volvían a tirar al mar. Este comentario fue el detonante de una nueva idea.
Diseñar un proyecto que utilizara una red de pescadores tradicionales y hacer algo con los plásticos que recogen. Nacía "Gravity Wave".
Con pescadores en Italia, Egipto y España (unos 8000 en total), pagan a cada pescador por los kilos de basura recogidos o bien ofrecen el servicio de recoger el la basura que pesquen y cambio les premian con campañas de concienciación.
Han visto claro que "Ellos al final son los primeros interesados en que el mar donde trabajan esté limpio".
La tecnología para reciclar plásticos, hoy muy avanzada, hace el resto.
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