Giorgio empezó a imaginarse cómo sonaría la música del futuro y, de repente, se dijo a sí mismo: "Conozco el sintetizador, ¿por qué no usarlo?".
Alquiló un Moog, compuso una música y creó un sonido mecánico (aderezado, eso sí, por la sensual voz de Donna Summer). Giorgio supo desde el primer momento que había creado algo totalmente nuevo, aunque desconocía su verdadero impacto.
Cuando se enteró de que Brian Eno había irrumpido en una sesión de grabación del mismísimo Bowie con el tema de Giorgio en la mano exclamando que acababa de escuchar el sonido del futuro, Giorgio supo que había dado con un sonido que trascendía a su tiempo.
Lo demás es historia. Tres Oscars a la mejor banda sonora original, tres Grammy, tres Globos de Oro y centenares de premios y colaboraciones.
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