Está técnica es fascinante. Puedes recurrir a ella cuando estés atascado y ya nada funcione.
Tomas un libro cualquiera, lo abres por cualquier página al azar y señalas con el dedo y sin mirar una palabra o una frase. El paso posterior consiste en relacionar esa palabra o esa frase con tu reto creativo y establecer asociaciones.
Recientemente he leído una entrevista a Richard Rubin, uno de los productores más influyentes de música en estos últimos veinte años, ganador de ocho premios Grammy, donde explica la práctica de esta técnica creativa.
En cierta ocasión, cuenta Richard, estaban en el estudio de su casa trabajando en una canción pero llegó un punto en que no conseguían progresar.
Richard se levantó, fue a la biblioteca, tomó un libro cualquiera, lo abrió por cualquier página y señaló una frase.
El contexto, realmente no tenía sentido con lo que estaba pasando, era radical. Aún así, este gesto, aparentemente absurdo, convirtió la frase en el punto central de la canción. El tema musical ("Chop Suey") se convirtió en un gran éxito comercial hasta el punto que la crítica especializada la considera la mejor canción heavy metal del siglo XXI.
Richard señala que muchas veces deberíamos también citar al Universo como cocreador...
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