Este anglicismo hace referencia a la técnica de creatividad cuyo objetivo es enriquecer y mejorar ideas a partir de la comprensión, de la reflexión y de la mejora tanto de las ideas en sí mismas como del entorno.
Se basa en el juego simple y no competitivo de atrapar (catch) en el que los jugadores se lanzan una pelota (ball) entre ellos.
La técnica permite cultivar una cultura de colaboración entre los participantes.
Consiste en lanzar una idea a los participantes (puede tratarse de un nuevo objetivo estratégico, un nuevo producto o un método para mejorar un proceso) para que reflexionen sobre ella e intenten comprenderla y mejorarla; la idea mejorada se vuelva a lanzar para que los demás la atrapen y vuelvan a reflexionar para intentar buscar nuevas mejoras repetidas veces.
Idealmente se invita a personas de fuera del área de especialización de la idea. Por eso, la técnica catchball es muy adecuado como proceso para proyectos complejos cuando van a estar involucrados muchos departamentos.
En torno a esa idea se va desarrollando un ciclo de mejora gradual. A medida que las personas participan, se va creando una sensación de propiedad compartida y de compromiso con la idea que va tomando forma.
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