Spotify se está llenando de canciones. Son temas de artistas independientes y pistas ambientales y canciones generadas últimamente por la inteligencia artificial. Para que te hagas una idea de la magnitud del asunto, cada día se añaden 100.000 nuevas canciones.
Y, claro, las discográficas ven amenazados los miles de millones de dólares en derechos de autor que están relacionados directamente con el número de reproducciones.
Por otra parte, es evidente que este cambio está modificando radicalmente lo que son las plataformas de streaming (Spotify o Apple Music) y plantea numerosas cuestiones sobre de la forma en que se consumirá música en el futuro.
Spotify es una una plataforma donde, por una suscripción mensual, se accede a un gigantesco catálogo de música producida por profesionales. Al menos, hasta ahora era así. En los últimos tiempos, sin embargo, Spotify se está convirtiendo en una combinación de Netflix y YouTube. Un lugar en el que es posible escuchar música de las grandes estrellas y también clips de medio minuto generados por cualquiera en pocos segundos.
Las discográficas hablan de negocio fraudulento. Claman por el hecho de que un tema de una estrella famosa valga lo mismo que un clip improvisado en pocos minutos.
En suma, se avecinan cambios y se entrevé una disrupción en la industria musical.
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