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Fases de la innovación estratégica


Lo primero que nos encontramos es siempre un desafío, una necesidad. A menudo, procede de debilidades del sistema, de cambios en el entorno, de ofertas de la competencia o de progresos tecnológicos o del campo donde operamos comúnmente.  Cuando mejor comprendamos ese desafío, más importante será la oportunidad que tenemos ante nosotros. 

El segundo paso consiste en darle un enfoque adecuado al esfuerzo creativo e innovador. En otras palabras, decidir dónde se requiere pensar y actuar. Es harto frecuente que los líderes de numerosas organizaciones demanden más innovación, pero sean incapaces de  explicar por qué la quieren y dónde.

Después viene la generación de ideas, el escenario que más se asocia con la creatividad y la innovación. Si el trabajo previo ha sido bien enfocado, esta es a menudo la más sencilla de las etapas. Generalmente dará como resultado muchas ideas. Algunas serán nuevas y útiles, otras necesitan cierto desarrollo, y otras serán provocativas y desafiantes. La clave aquí es ir más allá del pensamiento habitual. Por eso, las técnicas de pensamiento creativo deliberado utilizadas por personas capacitadas y motivadas constituyen una gran ventaja. 

El paso posterior es realizar una evaluación preliminar para destacar las ideas más útiles, que siempre requerirán cierto esfuerzo de desarrollo.  El desafío clave aquí es no evaluar las ideas como "buenas" o "malas", ya que la mayoría de las veces cualquier pensamiento creativo o innovador será fácilmente tachado como inviable y será directamente rechazado.  Entender que las ideas deben ser efectivamente cosechadas y desarrolladas resulta crucial para lograr una innovación exitosa, por lo que es crítico examinar las ideas desde diferentes perspectivas.

Desarrollar ideas y concretarla en resultados, diseños, estrategias, etc. suele ser la etapa más difícil.  En esta etapa las ideas se combinan, se moldean, dan forma, se añaden, se simplifican, se integran… hasta que se logra un resultado.  Y ese resultado casi siempre requiere un pensamiento creativo. Por ejemplo, un proceso innovador podría desarrollar un nuevo producto o servicio potencial, pero el pensamiento creativo puede ser necesario para financiar su desarrollo, para llegar a un mercado nuevo o existente o para agilizar los procesos de fabricación o de distribución.  Dicho de otra forma: una innovación a menudo creará una nueva necesidad de más innovación.

Finalmente, la implementación es la clave de todo. Muchos autores en innovación recalcan que a menos que un nuevo producto, servicio, estrategia, etc. se implemente con éxito no se debe hablar de una innovación real.  Por supuesto, otros no están de acuerdo con este punto de vista y consideran que si algo nuevo tiene un valor aparente debe clasificarse como innovador, aunque pueda necesitarse más esfuerzo y trabajo (como se describe anteriormente) para llegar a implementarse con éxito. De hecho, en ocasiones el momento no es el adecuado y lo que no se necesita hoy en día, puede llegar a ser un éxito rotundo en los años venideros.

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