Los avances
científicos y tecnológicos de los últimos años están dando lugar a toda una
revolución en el desarrollo de materiales. Estos nuevos materiales ya empiezan a dejar obsoletos a los materiales tradicionales. Veamos varios ejemplos.
Se está
explorando un material que se utiliza en sustitución de los filamentos de
plásticos empleados para la impresión 3D y que se obtiene de las conchas de mejillón, recuperado de los desechos de los restaurantes.
Otra innovación. Fibra de gusanos que comen grafeno. Su utilización: huesos impresos con tecnologías 3D. Se trata de un material impreso en 3D con
base de calcio que es impreso en una compleja geometría para que simule el
hueso humano. Cuando se implanta en el cuerpo, el hueso lo confunde con
alimento y, a medida que lo va comiendo, va creciendo en su lugar hueso nuevo. Espectacular, ¿verdad?
Otro ejemplo. En esta ocasión, una innovación que transforma materiales ya conocidos. Me refiero al hormigón traslúcido, que surge de la combinación del hormigón con la fibra
óptica. Este nuevo material podría inspirar una gama nueva de construcciones
que se adapten a las necesidades urbanas del futuro. Los expertos trabajan con la hipótesis de que
la creciente urbanización de la población mundial podría exigir que algunas
personas tengan que vivir en entornos prácticamente subterráneos. Gracias al hormigón
traslúcido podrían disfrutar de luz natural.
Otra innovación surge al combinar los datos,
los nuevos materiales y la biología sintética. Es el hormigón que se repara a sí mismo. Un hormigón estándar que se impregna
con una bacteria microscópica, sintéticamente diseñada, y que está
inspirada en un microorganismo que se encuentra en la cima de los volcanes. La bacteria en cuestión se despierta en contacto con el agua, se alimenta de
compuestos disponibles en el entorno y excreta una sustancia capaz de pegar las
grietas en edificios y puentes.
Fibras
resistentes producidas por gusanos de seda alimentados con grafeno, hormigón
traslúcido, ladrillos autorreparables gracias a bacterias durmientes que
reconstruyen la estructura tras una grieta… Las posibilidades no dejan de crecer. Las diferentes disciplinas no dejan de diluir sus, hasta ahora, supuestamente rígidas barreras (colaboran
científicos de materiales, ingenieros, arquitectos, biólogos, físicos, arqueólogos...). ¡Es la innovación!
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