No cabe duda de que de la naturaleza podemos aprender muchas cosas. Observando, fijándonos, detectando la composición de los distintos materiales y sus funcionalidades.
Como los de las conchas de mejillones o los huesos. O, como en este caso, como las púas de los erizos de mar.
Las púas de estos animales están hechas principalmente de calcita, habitualmente un material muy
quebradizo y frágil. Sin embargo, las espinas de los erizos de mar son mucho más
duraderas. Ello es debido a la peculiar arquitectura de los materiales que están dispuestos como si se tratase de una pared de ladrillo.
En las paredes, cada capa de ladrillo que se coloca se mantiene en su
lugar por el mortero. De manera que el principio rector es aplicar capas duras, luego
materiales blandos, duros y blandos; exactamente el principio que la naturaleza
utiliza para hacer que las espinas de los erizos de mar sean tan resistentes.
Recientemente, un equipo de investigación alemán ha logrado sintetizar
con éxito un tipo de cemento a nivel nanométrico de acuerdo con este "principio de
ladrillo y mortero" de las púas de los erizos de mar.
El cemento obtenido es significativamente más resistente a las fracturas que cualquier otro que se haya desarrollado hasta ahora y, desde luego, proporciona posibilidades de construcción completamente nuevas.
Para que te hagas una idea: con este cemento podría construirse un pilar de 8.000 metros de altura, antes de que el material en su base se destruyera por su peso. Al parecer, con el acero normal, únicamente ese mismo "únicamente" podría alcanzar los 3.000 metros de altura.
Una vez más, inspirarse en la naturaleza ha permitido diseñar las estructuras de materiales y reproducir los planos de la naturaleza que han posibilitado producir materiales de un altísimo rendimiento. alto rendimiento.
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