Los
murciélagos tienen un mecanismo de vuelo muy sofisticado. Al tener más de 40
articulaciones en sus alas, estos mamíferos voladores pueden mover ambas extremidades de manera
independiente y realizar maniobras que resultan imposibles para las aves o para
los insectos.
Inspirándose
en los murciélagos, unos científicos han creado Bat Bot, un robot
volador, capaz de alcanzar los 50 kilómetros por hora y de cambiar de dirección
en el aire.
El
Bat Bot, de 93 gramos de peso y 47 centímetros de envergadura, tiene el tamaño
aproximado de un murciélago.
En
el lugar de la cabeza, lleva un ordenador que actúa como cerebro y unos sensores que actúan como órganos sensoriales. Tiene una estructura de fibra de
carbono a modo de esqueleto. Pero lo más novedoso del robot murciélago son las
alas. Formadas por membranas muy, muy finas (56 micras de grosor), flexibles
como las de un murciélago real. Y están equipadas con nueve articulaciones que
le permiten una variedad de movimientos sin precedentes entre los robots
voladores.
Esas membranas flexibles de silicona le confieren su ventaja más importante: la seguridad. El Bat Bot es menos peligroso en caso de colisión.
En
las pruebas realizadas, el Bat Bot se ha mostrado capaz de volar en
línea recta sin contratiempos a una velocidad media de 20 km/h; de bajar en
picado como hacen los murciélagos para cazar insectos a 50 km/h; de mover las
dos alas de manera independiente; y de realizar cambios bruscos de dirección en
el aire en una maniobra propia de los murciélagos que está fuera del alcance de
las aves.
La
capacidad de maniobrar con rapidez puede ser especialmente útil en estructuras
altas de acero, donde puede haber vientos fuertes y también para inspeccionar zonas catastróficas como la central nuclear de Fukushima, donde los robots terrestres no pueden desplazarse bien y donde no puede ponerse en riesgo a las personas.
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