Camille Corot, el llamado "pintor de paisajes", insistía a sus estudiantes a que olvidasen todo lo que han aprendido en la galería y permitieran que la naturaleza les enseñara.
Los dos siguientes párrafos están totalmente conectados con el espíritu creativo:
"Observad cuidadosamente. Pintad lo que veis. Pintad lo que sentís. No sigáis a otros. Aquel a quien sigáis va siempre detrás. Debéis interpretar la naturaleza con total simplicidad y de acuerdo a vuestro sentimiento personal, y todo ello desapegandoos de lo que ya sabéis de los viejos maestros y de los contemporáneos. Solamente de esta manera trabajareis desde el verdadero sentimiento.
Percibir aspectos de la realidad que están totalmente fuera de nuestro registro perceptivo".
Corot, en sus intentos de progreso (práctica deliberada), se atrevió a hacer algo estrictamente prohibido por sus maestros: volver una y otra vez a la misma escena día tras día. Intentando ver y pintar las sutiles variaciones de estas escenas a medida que cambiaban con el tiempo y con la luz.
De esta forma, Corot entrenaba sistemáticamente su atención para ver más profundamente en sus temas.
Es interesante recalcar que Corot (al igual que los impresionistas, cuya influencia en éstos fue decisiva) fueron tremendamente criticados. Su innovación consistía en que la pintura para ellos procedía de la experiencia y de los sentidos, no de los arquetipos heredados de la tradición.
Es interesante recalcar que Corot (al igual que los impresionistas, cuya influencia en éstos fue decisiva) fueron tremendamente criticados. Su innovación consistía en que la pintura para ellos procedía de la experiencia y de los sentidos, no de los arquetipos heredados de la tradición.
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