Ir al contenido principal

Jugar con las palabras




Un palíndromo es un término o una expresión que puede leerse tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda (es decir, expresa lo mismo al ser leído de manera tradicional o al revés). Se trata del equivalente a lo que, respecto a los números, conocemos como capicúa.

“Anita lava la tina” es un palíndromo ya que, si invertimos el orden de las letras, se seguirá leyendo la misma expresión. Por supuesto, cualquier cambio (por mínimo que sea) en la estructura de la oración terminará con el palíndromo. Así, “Ana lava la tina” o “Anita lava una tina” no serán ya palíndromos.

Más allá de las frases, existen palabras que son palíndromos en sí mismas. Tal es el caso de “ala”, “ananá”, “oro”, “dad” y “acá”, entre muchas otras. Lo habitual es que las palabras que resultan palíndromos tengan pocas letras, aunque hay excepciones (como “sometemos”).

Muchos escritores han mostrado su interés por los palíndromos, creando una gran cantidad de expresiones de este tipo. El cubano Guillermo Cabrera Infante, el español Víctor Carbajo y el argentino Juan Filloy son algunos de ellos.

Los palíndromos, por supuesto, no son propiedad exclusiva de la lengua castellana. Es posible encontrar palíndromos en inglés (“Was it a car or a cat I saw”), en francés (“Un soleil du Sud lie l’os nu”) y en cualquier otra lengua.

Cuando el palíndromo puede leerse en ambos sentidos pero con significados diferentes, se califica como bifronte: “Seda de los ayeres” se lee al revés como “Seré ya soledades”.
La construcción de frases en forma de palíndromos se remonta a tiempos muy antiguos (se dice que fueron inventados por el poeta griego Sótades en el siglo III antes de J.C.), pero sin duda conectan directamente con el universo creativo.

Para muestra, un botón (espectacular).

Ser tres.
Árbol: obra.
Somos asomos.
Sorbí libros.
Arte: la letra.
La breva verbal.
Azar aviva raza.
Recen: amanecer.
El alba: háblale.
La madre medra mal.
El animo: ¡domínale!
Ore: tuyo soy, útero.
¿Átomo rodador o mota?
Sara: torre derrotarás.
Su poética cité, ¡opus!
Oíd: sonido Odín os dio.
A la Luna dañad, anúlala.
Sol oportuno, nutro polos.
A rodar oda, ama adoradora.
Adán y Eva somos, ave y nada.
Oren: omito mito, timo timonero.
Era más un Everest, seré Venus, amaré.
Oíd: arrasar base aérea es abrasar radio.
Acude ave, una cita: meta matemática nueva educa.
¿Oirán el presagio? Allá, oiga ser plenario.
Oso come cena mas amanece mocoso.
¡Eh! Corred, sometemos derroche.
Diosa, ni vidas adivinas, oíd.
Laicos agrupa: purga social.
Amarga idea, cae diagrama.
Dádiva: usa la suavidad.
Amé Oporto, otro poema.
¡Oro!, vibré herbívoro.
Revesada hada sé ver.
Solapado da palos.
Elabora, ¡Róbale!
Si, Sir: crisis.
La turba brutal.
Soporto tropos.
La tele letal.
Roto mi motor.
Líder: redil.
Aporta tropa.
Severo revés.
La era real.
Soné menos.
Soñar años.
A mi rima.
Añoro roña.
A ese desea.
Ámame, ¡mama!
Ámote, ¡toma!
Seguro ruges.
¡Siete metéis!
¡Oh! ¡Con ocho!
Oh, celoso lecho.
Otra gala, lagarto.
A morbosa paso broma.
Sade, no me dé monedas.
¿Rol o deseo ese dolor?
Ágil ligar, frágil liga.
¡Ah! Con sarta trasnocha.
Atina tigre, ver gitanita.
Amor a Eva, usa suave aroma.
A colar éter, rácana carretera loca.
A la ruda mona, tal plátano, madúrala.
¿El bar o no? Hoy rey, ayer, yo, honorable.
Lacre, cena mala narran. Al amanecer, cal.
Acaparé Venus y su nevera, Paca.
Alabase los sosos soles a bala.
Nace por otoño, toro, pecan.
Él era poeta ateo, párele.
Aso radical ácida rosa.
Saña rasa, las arañas.
Lacra: moco comarcal.
Sabor anilina robas.
Sométeme: metemos.
Otra pera reparto.
A por aérea ropa.
Además esa me da.
Desalojo la sed.
Sáname semanas.
Se lame males.
A mi me mima.
Amarga grama.
Lograr gol.
O sea, eso.
A su musa.
Noto fotón.
Amor: broma.
Sobre verbos.
Asuma la musa.
Sé liar raíles.
Romano con amor.
Salomé me molas.
Soborno con robos.
A tamaña caña mata.
Sobreviví: vi verbos.
Amo idiota, mato idioma.
Yo, hada, no bebo nada hoy.
Sosa va, sople el posavasos.
A melodiosos osos, oído lema.
O bebo lo vivo o vivo lo bebo.
Sanos reponen ene, no personas.
A tal pan amé, la alemana plata.
Al amar, aporto otro par, ¡ámala!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trazar diagonales

Examinar los cruces , escrutar las confluencias , pensar en la transversalidad . Al igual que en una red los puntos de mayor fortaleza son los nodos existentes entre las cuerdas , los espacios comunes que se dan en disciplinas aparentemente inconexas son las zonas donde se encuentran las mayores posibilidades para que las ideas y la creatividad puedan fluir y expresarse en su máxima potencia.

Crear un ambiente de pensamiento

Si aquellas personas que tienen a su cargo a otras personas trabajaran en una empresa de ambiente de pensamiento , sabrían que, tan  pronto cómo abriesen la puerta de su oficina por las mañanas, la gente estaría interesada en lo que ellos (los jefes) realmente piensan que son los desafíos pequeños y grandes. Esto es lo que plantea Nancy Klein creadora y pionera del desarrollo de la teoría y el proceso del ambiente de pensamiento , un modelo que permite a las personas convertir sus equipos, organizaciones y relaciones en ambientes de reflexión , en el cual las personas en todos los niveles de la empresa, pueden pensar por sí mismos con rigor, imaginación y coraje.  Con ello, la autora quiere desterrar el concepto de trabajadores pasivos, que no se atreven a decir lo que piensan por temor crear conflictos. El resultado después de instaurar este ambiente es más creatividad y más innovación .  Para lograr

La historia de los Lacasitos

Hablar de las conocidas grageas de chocolate con leche cubiertas por 150 capas de azúcar de siete colores diferentes (blanco, rojo, marrón, azul, verde, amarillo y naranja) es hablar de innovación.  Aunque mucha gente piensa que se trata de un plagio de los Smarties (a los que sí parece que plagió M&M's), el invento en cuestión (1982) procede de cuando los hermanos Lacasa – propietarios de una empresa centenaria fabricante de turrones – probaron los Lenti , un producto de chocolate del tamaño de una lenteja, en un viaje a Italia.  A la vuelta, pensaron en hacer un producto similar en su fábrica de Utebo (Zaragoza). Los hermanos Lacasa convencieron al maestro chocolatero de la casa italiana, Romano Quianelli, para que se fuera con ellos. Era 1979. Primero presentaron un producto parecido al actual en una Feria Internacional y tras el éxito cosechado siguieron mejorando su receta hasta la que conocemos actualmente. En quién se inspiró Quianelli para crear un ch