Cuanto más baja sea la imagen que tenemos de nuestras capacidades innatas para ser creativos, más difícil nos parecerá serlo en la práctica.
Cuando asumimos que nuestra falta de ideas se basa en una falta de capacidad innata, automáticamente hacemos que la creatividad parezca más difícil.
Cuando pensamos que algo es más complicado de lo que es, se pone en marcha el ciclo de la duda.
La duda da lugar a "intentar" dar con una idea con más esfuerzo, lo cual produce tensión, que lleva al error y que produce más falta de confianza en uno mismo.
Si no eliminamos la tensión que se produce al pensar en lo difícil que es la creatividad, no conectarnos con ella.
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