La curiosidad es un estado inquisitivo natural, muy conectado con la parte emocional de nuestro cerebro, que nos impulsa a buscar información, a interacccionar con el entorno que nos rodea y con las personas que están cerca de nosotros. La curiosidad engendra exploración, investigación y, por tanto, aprendizaje. La curiosidad es una habilidad esencial en el mundo creativo.
Todas las personas sentimos curiosidad, pero nos diferenciamos entre nosotros en el alcance y en la intensidad de dicha curiosidad y también en nuestra disposición a
experimentar aquello por lo que sentimos curiosidad. Y aquí radica precisamente el quid de la cuestión: podemos aumentar nuestra predisposición a estar abiertos, a experimentar, a mostrarnos curiosos.
La curiosidad y la búsqueda de novedad están
relacionadas, puesto que cuanto mayor sea nuestra disposición a buscar cosas
nuevas, más probabilidades tendremos de encontrar aquello que suscite nuestra curiosidad y enriquezca nuestra vida y nuestra personalidad.
La curiosidad, además, promueve emociones positivas tales como excitación, disfrute y
atención, facilita la toma de decisiones complejas y aumenta la
perseverancia para alcanzar las metas.
Las personas más abiertas a la experiencia tienen más sensibilidad imaginativa y no convencional. Ello puede ser de mucha utilidad a la hora de buscar solución a cualquier reto creativo.
Dado que la apertura a la experiencia es una predisposición psicológica, ésta no siempre necesariamente acompañada de acción o de experimentación. Pero éste es ya otro cantar...
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