¿Sabías que el mero hecho de sostener una bebida caliente incrementa la sensación de "calidez" de una determinada personalidad? ¿O que darle un traguito a un brevaje de sabor repugnante aumenta la severidad de nuestros juicios morales?
El neuromarketing (la aplicación de las técnicas de las neurociencias al ámbito del marketing) lo conoce perfectamente y lo explota al máximo al hacer uso de la denominada psicología del consumidor, en especial en el ámbito de la publicidad y del branding.
¿Cuál es el asunto capital aquí? Básicamente el siguiente: estamos tan acostumbrados que no lo notamos, pero la mente humana se comporta como un juez incansable que no cesa de "escanerar" todo lo que percibe: personas, objetos, información, sonidos, olores. Este proceso constante lo hace mediante evaluaciones básicas del tipo me gusta-no me gusta, bueno-malo, etc.
Son procesos automáticos y muy rápidos que nos pasan desapercibidos.
Afortunadamente, nuestra mente es especialmente susceptible a las influencias
subconscientes y puede darse cuenta de algo que la severidad de nuestra mente evaluadora ya ha juzgado o evaluado con su rapidez habitual.
De ahí que muchas técnicas creativas se basen en propiciar un estado mental favorable que nos predisponga a estar más atentos a lo que ya sabemos (pero no nos hemos dado cuenta de que lo sabemos).
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