Existen dos maneras mediante las cuales el conocimiento periférico promueve
el pensamiento revolucionario: el trasplante de ideas y el cambio de
perspectiva.
La primera de ellas, requiere la transferencia directa de invenciones,
tecnologías o prácticas de los ámbitos periféricos a los ámbitos centrales, con
o sin alguna modificación.
Por ejemplo, el sistema de amortiguación de las zapatillas de baloncesto de
Reebok es resultado de una tecnología inspirada en bolsas de suero intravenoso.
Otro ejemplo: en IDEO los desarrolladores crearon una botella de agua a prueba
de fugas usando la tecnología empleada en una tapa de champú.
El cambio de perspectiva ocurre cuando el know-how o la experiencia
en un ámbito periférico lleva a los miembros del grupo de trabajo a ver de
forma diferente un problema en un ámbito central, revelando, entonces, nuevas
soluciones.
Veamos un ejemplo: para comercializar coches eléctricos, el empresario
israelí Shai Agassi tomó prestado el concepto de contrato de leasing de la
industria de telefonía móvil. Agassi observó que sobrecargar de entrada al
consumidor con gastos de batería era similar que hacer que alguien que compra
un coche tuviera que pagar el equivalente a varios años de consumo de gasolina.
Ese cambio de perspectiva, de la tecnología hacia la economía, replanteó de
tal forma el problema en cuestión que surgió una solución totalmente nueva.
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