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La construcción de ideas


Cuando imparto talleres o cursos de creatividad hay personas que piensan que las ideas se crean de la nada, de golpe y que surgen completas. Este tipo de pensamiento, muy extendido por otra parte, es verdaderamente un mito. Las buenas ideas, aquellas que se implementan y se convierten a su vez en nuevas ideas, se construyen.

Desde luego, disfrutamos con las historias de personas increíblemente creativas que son por naturaleza buenos en crear de la nada, pero los clientes y los mercados celebran los nuevos productos que ofrecen un valor inesperado

La diferencia entre creatividad e innovación radica en la entrega de ese valor. Aunque apreciamos y celebramos la creatividad, es precisamente la transición a nuevos productos que resultan valiosos y que cubren las necesidades insatisfechas lo que valoran los clientes. Y para poder hacer esto bien, la inmensa mayoría de ideas no emergen, se construyen. Lo realmente importante es darse cuenta de cómo se construyen y de cómo esos "ingenieros de la construcción" y esos procesos producen el resultado final.

Fran Lloyd Wright es probablemente uno de los arquitectos más brillantes del pasado siglo. Sus edificios y casas, al menos sobre el papel, eran impresionantes, verdaderas obras maestras. Wright, como seguramente conoces, era un visionario pues podía diseñar edificios, casas o muebles de la nada. Sin embargo, no prestaba mucha atención al feedback que le daban y, de hecho, muchos de sus edificios no están en buenas condiciones estructurales. En la época, se basaba en construcciones que no eran prácticamente posible realizar en el momento en el que estaba construyendo o tenía que dar compensaciones a las personas que habitaban en sus edificios pues éstos los consideraban inaceptables. 

Los constructores que producen las soluciones que realmente utilizan y que interactúan con frecuencia con los clientes a medida que el producto se va desarrollando son mucho más prácticos. Tienen que traducir la idea que está en los planos a un producto, a un servicio o a un edificio real. Tienen que lidiar con las condiciones medioambientales, con la ubicación del edificio, con las preocupaciones reales del consumidor y con los asuntos financieros. Esto supone que a menudo tienen que alterar los diseños de los arquitectos, para hacer que un diseño concreto encaje con una ubicación o con una necesidad específica.  

En esta analogía los diseñadores y los arquitectos son pensadores divergentes,  mientras que los ingenieros y constructores son pensadores convergentes. Lo interesante sería que cada uno adoptase un poco de la perspectiva del otro. 

A menudo, en distintos entornos, y no sólo en la empresa, muchas personas esperan "la idea emergente perfecta", es decir, aquella idea que cuando se tiene parece perfecta y que puede llevarse a la práctica rápidamente y sin cambios. Las únicas ideas que entran dentro de esa definición son las ideas incrementales dado que únicamente este tipo de ideas puede ponerse en práctica rápidamente. Y tienen poco riesgo.

En esos lugares, cuando no se dan ideas de este tipo a menudo se habla de que la generación de ideas ha sido un fracaso. De lo que no se dan cuenta es de que oculto en ese montón de ideas imperfectas existen "pepitas" de gran valor si se permitiese un poco de experimentación, de combinación o de construcción.

Las ideas rara vez son perfectas y extrapolables a la práctica de manera directa, pero tras revisarlas, combinarlas, reconstruirlas con nuevos componentes y conceptos y con una solución conocida pueden crearse ideas estupendas

La generación de ideas no produce ideas perfectas. Sólo la materia prima para excelentes construcciones. Pero se necesita que un arquitecto y un constructor trabajen juntos para producir el resultado final.

Las grandes ideas se construyen con la ayuda de varias personas que aportan diferentes perspectivas y capacidades para soportar y hacer el trabajo a lo largo del tiempo. No hay generación de ideas impecable, sólo un proceso iterativo desordenado que con los ingredientes y perspectivas correctas puede llegar a crear algo fresco, inusual y valioso.

La generación de ideas es a la vez un evento y un proceso. El evento se define mediante la reunión de un grupo de personas en una habitación durante un par de horas para generar materia prima que luego se combina, se prueba, se evalúa y se vuelca en un concepto final.

Muy pocas ideas surgen “redondas” y sin cambios desde el momento de la generación de ideas, sin embargo, por alguna razón, en muchos sitios esperan una solución "a la primera y ya está”  con poco o ningún seguimiento en el desarrollo.

Sería bueno cambiar nuestro lenguaje y hablar del concepto de construcción de ideas en lugar del de generación de ideas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me parece realmente interesante tu visión sobre la construcción de la creatividad. Nunca había pensado en ello. Siempre he considerado que la creatividad surge de la inspiración momentánea. Ahora, ya no lo tengo tan claro.
Te felicito por el blog.
MaríaC.

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