En plena debacle, con la amenaza de un desastre espacial televisado a medio
mundo que podría cobrarse la vida de los tres astronautas del Apolo 13, un
grupo de ingenieros de la NASA se dedicó a trabajar a contrarreloj para lograr un
milagro tecnológico: conseguir que un filtro cuadrado encajara en un tubo
redondo para evitar que el CO2 envenenase el aire irrespirable que ahogaba a los
tres astronautas.
Los ingenieros, bajo una presión nunca vista, demostraron en 1970 una
eficacia y una creatividad extraordinaria diseñando un filtro adaptable que los
astronautas pudieron construir con calcetines, plásticos, utensilios y distintas piezas
del módulo lunar. El de la NASA y el Apolo 13 es un ejemplo de cómo algunos
profesionales alcanzan las más altas cotas de innovación y creatividad bajo
presión, o urgidos por plazos muy exigentes.
Algunas organizaciones fomentan un entorno laboral en el que domina la
presión como técnica para estimular a sus profesionales. ¿Es ésta una estrategia
eficaz o tales agobios van contra la innovación?
Un reciente estudio de la Harvard Business School contradice la posibilidad
de que el uso de la presión o de la urgencia de tiempo como técnica de gestión
pueda ser eficaz: “Cuando la
creatividad está amenazada tiende a desaparecer. La presión del tiempo puede
llevar a que alguien trabaje más y haga más cosas, e incluso provoca que se
sienta más creativo, cuando a lo que lleva realmente es a que piense de una
forma menos innovadora”.
Según la investigación, en tiempos como los actuales, en los que se prima
hacer más con menos, aquellos profesionales cuyo trabajo se basa en generar
nuevas ideas responden especialmente mal al hecho de la urgencia.
Se suele ser
menos productivo cuando a uno le obligan a luchar contra el reloj constantemente. El
trabajo en un entorno de extrema presión de tiempo implica menos ideas
originales, no sólo en el momento de la
fecha límite, sino en los días posteriores.
Ahora bien, la gente es
particularmente propensa a innovar cuando se siente parte de una idea y de un
proyecto. En esta tesitura, las personas hacen propuestas para que valga
más lo que hacen. Las personas creativas quieren libertad, y si hay
procedimientos rígidos no se sienten compensados.
En un entorno en el que el empleado no recibe demasiada presión la
respuesta es diferente: si se alienta la creatividad, “los trabajadores se
sienten como en una expedición, dedicados a explorar ideas antes que a
identificar problemas”.
Un entorno de baja presión en el que no se propicia la creatividad, en cambio, genera autómatas laborales que realizan su trabajo sin compromiso ni engagement.
Un entorno de baja presión en el que no se propicia la creatividad, en cambio, genera autómatas laborales que realizan su trabajo sin compromiso ni engagement.
Comentarios