Gamificación es un término muy reciente que, sin lugar a dudas, cada día será más escuchado y utilizado. Se trata de una disciplina que se centra en la utilización de las mecánicas que se utilizan en los juegos pero aplicadas a contextos empresariales. El propósito es incentivar determinados
comportamientos o recompensar acciones concretas dentro del entorno
empresarial.
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Gracias a estrategias de gamificación, las empresas y las marcas pueden convertir la
experiencia (de información o de consumo) en un juego, introduciendo para ello elementos
universales y atractivos, tales como: puntos, niveles, premios, medallas o
bienes virtuales. Y todos sabemos lo que el juego puede significar para muchas personas en términos de "enganche".
He aquí un ejemplo concreto: Correos propuso a sus empleados un
juego. La tarea consistía en revisar las más de 160.000 páginas de su
web para renovarla. El plazo era de 13 días. El reto, realizar propuestas de mejora y a cambio de ello las personas obtenían puntos. El premio: 700
regalos, desde una tableta a un llavero y la recompensa adicional que supone ganar
a los compañeros y poder ver materializadas sus ideas en la nueva web. Se presentaron más de 50.000 propuestas de mejora en un tiempo récord y se aplicaron el 29%. (No es desdeñable tampoco el ahorro que logró la empresa al involucrar a sus empleados en lugar de contratar a una empresa consultora externa).
¿Cuáles son sus ingredientes esenciales? La clave del éxito de la gamificación es la presentación de la propuesta, por parte de la empresa, con entusiasmo para lograr la
plena implicación de empleados, clientes o quien quiera que sea el objetivo del
juego.
El juego, no
reside tanto en la actividad en sí, sino en la actitud del que juega. Es algo
voluntario, gratuito y necesita de una motivación. Por eso el apoyo en claves muy conocidas de prácticamente cualquier juego:
1. Competición: utilizar niveles y rankings que muestren
los logros son determinantes para afrontar el desafío. Hacer sentir a los
jugadores que progresan es fundamental para mantener el interés. La competición entre
los participantes y poderse comparar entre ellos. Un ejemplo es la aplicación que Mini usó en Estocolmo para el
lanzamiento del Mini Countryman. Creó un juego para iPhone donde los
jugadores y evangelizadores de marca tenían que encontrar las localizaciones adecuadas
a través de realidad aumentada para conseguir un Mini real.
2. Estatus: los jugadores se sienten motivados por el
reconocimiento y prestigio de la comunidad social. Por tanto, las marcas
procuran asegurarse de que la reputación de los jugadores se realza. Nike+
con más de 11 millones de usuarios, permite realizar múltiples acciones,
comparar resultados, conseguir recompensas, integrando el entrenamiento real
con la competición virtual dentro de las redes sociales.
3. Conectividad: los participantes muchas veces se unen a
un juego porque su red de contactos ya está presente, por lo que despierta su
interés. Los programas de gamificación logran crear un fuerte sentimiento de
pertenencia en la comunidad. Por ejemplo, el juego Candy Crush cuenta
con 132 millones de jugadores activos. Cada jugador dispone de cinco vidas para
superar la primera fase, cuando se terminan, deben recurrir a los amigos a través de
las redes sociales para tener más oportunidades.
4. Inmersión: el jugador se adentra en otra realidad paralela.
Gracias al diseño gráfico y a animaciones de calidad, los juegos digitales
permiten a los jugadores sentirse completamente inmersos en su propia realidad
virtual. Magnum (Unilever) ha desarrollado el concepto Pleasure Hunt,
donde la aventura transcurre en búsqueda del placer y tiene lugar en escenarios
únicos.
5. Personalización: la posibilidad de personalizar y crear
una identidad propia genera sentido de pertenencia a través de la expresión
personal. Es el caso del nuevo Ford Focus eléctrico que ha creado MyFordMobile,
una aplicación donde a través de la buena conducción se personalizan premios
para los participantes.
En fin, termino ya. Las aplicaciones de la gamificación para las empresas y marcas son inimaginables. Desde atraer, retener y motivar a sus
empleados hasta crear nuevas formas de interactuar con los clientes, pasando por potenciar los programas de fidelización con una aplicación (que permite, por
ejemplo, acumular puntos que se redimen por productos de la tienda y descuentos).
Desde luego, crear un juego que cumpla su propósito a la primera no resulta sencillo. Pero te digo una cosa: si logra ser atractivo, divertido, voluntario, retador, absorbente y ofrece cierto tipo de reconocimiento el éxito está garantizado.
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