Todos los mercados tienen posibilidades de expansión. Incluso los mercados maduros. Creer en este axioma es el elemento crítico, dado que si no existe esa creencia lo que sigue es el estancamiento o replegarse. Claro, que una vez que uno está convencido de dicho supuesto viene la segunda parte: hay que buscar de qué manera podemos encontrar esas opciones. Y ahí es cuando entra la innovación.
Unos años atrás, el fabricante de cuchillas Gillete estaba convencido de que su mercado estaba saturado. Cierto día, se dieron cuenta de que las mujeres usaban su producto. A partitr de ese momento su visión cambió: crearon un diseño especificamente dirigido a ese segmento, para que las mujeres se afeitasen las piernas, con un mango adecaudo.
El resultado fue espectacular. Se convencieron y crecieron. El problema no estaba tanto en el mercado, estaba en sus mentes. El cambio en la manera de pensar fue capital para abordar el entorno con otros ojos y con otras preguntas.
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