Siempre se ha considerado que la innovación tiene efectos positivos. Pero conviene ser honestos: también puede conllevar resultados no pretendidos o incluso desfavorables.
Los conflictos interpersonales y grupales, los mayores esfuerzos o una mayor fatiga ante la necesidad de innovación constante, la aparición de afectividad negativa (sea debida al esfuerzo, a la exigencia de competitividad o a la desatención de algunas ideas innovadoras aportadas), etc. son algunos de los posibles efectos no deseados de la innovación.
Con ello, no estoy diciendo que se deba renunciar a la innovación, sino que es conveniente conocer cuáles son los riesgos asociados a ella para tratar de prevenirlos y resolverlos cuando aparezcan.
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