Las
personas que se sientan a nuestro alrededor en el entorno laboral representan
entre el 40% y el 60% de las relaciones que tenemos durante la jornada laboral.
En cambio, existe sólo entre un 5% y un 10% de posibilidades de que nos
relacionemos con alguien que se sienta a dos filas de distancia.
Las
empresas deberían estudiar con mayor detenimiento dónde colocan a sus empleados.
Agrupar a los trabajadores por departamentos fomenta desde luego la eficacia y la
concentración, pero mezclarlos facilita la innovación.
Cambiar a
los empleados de lugar cada pocos meses, separando a los que hacen el
mismo tipo de trabajo, y pensar en qué departamentos pueden agruparse y
cómo todo esto contribuye a incrementar la productividad y la
colaboración es lo que estudia una ciencia que se impone en las
oficinas. Sus defensores aseguran que este tipo de experimentos, además
de resultar económicos, pueden contribuir a mejorar los resultados de
una empresa. No obstante, en ocasiones provocan una sensación de
malestar entre algunos empleados.
En los últimos años, muchas compañías han optado por cambiar la
disposición de sus oficinas, diseñando espacios abiertos donde ningún
puesto está asignado a una persona. Los directivos se han quedado sin
sus clásicos despachos y los empleados trabajan en mesas interminables.
Algunas empresas, sobre todo start ups y negocios del sector
tecnológico, han dado un paso más allá, estudiando quién se sienta al
lado de quién en un intento de sacar el máximo partido a los empleados.
Ben Waber, consejero delegado de Sociometric Solutions, una empresa
ubicada en Boston que utiliza sensores para analizar la comunicación en
el puesto de trabajo, asegura que "aunque mantenga el organigrama, si
cambio de sitio a los empleados, obtengo resultados impresionantes".
Waber opina que las personas que se sientan a nuestro alrededor en el
entorno laboral representan entre el 40% y el 60% de las relaciones que
tenemos durante la jornada laboral. En cambio, hay sólo entre un 5% y un
10% de posibilidades de que nos relacionemos con alguien que se sienta a
dos filas de distancia. Los datos recopilados por Waber los utilizan
empresas de sectores tan diversos como la distribución, el farmacéutico y
el financiero, entre otros.
Según los expertos en diseño de oficinas y psicología laboral, las
empresas deberían estudiar con detenimiento dónde colocan a sus
empleados. Agrupar a los trabajadores por departamentos puede fomentar
la eficacia y la concentración, pero mezclarlos facilita la innovación,
opina Christian Catalini, del MIT.
En el portal de viajes Kayak.com, el cofundador y director tecnológico,
Paul English, aprovecha cuando llegan nuevos empleados para modificar la
disposición de los trabajadores y piensa con mucho detenimiento quién
se sienta al lado de quién. English tiene en cuenta todos los factores:
desde la personalidad de sus empleados hasta su ideología política o su
tendencia a llegar puntuales. Incluso su costumbre de criticar a los que
llegan tarde. "Si coloco a una persona aburrida al lado de alguien
distinto, el trabajo va a acabar resultando deprimente", explica. Young
Chun, diseñadora de producto de Kayak, es una de las trabajadoras de
English y uno de sus cometidos es encontrar un equilibrio de energía en
la oficina. Hace poco decidió encargarse del departamento de móviles,
donde el 90% de los empleados tenía un perfil demasiado reservado. Su
cometido era conseguir que expresaran más sus emociones. "La primera
semana allí me sentí aterrorizada. Pensé que si se caía un alfiler,
podría oírlo", asegura. Aunque tardó semanas, Chun consiguió que el
grupo se abriera y comenzara a hablar.
Los aspectos de la personalidad de un trabajador pueden resultar
contagiosos, en opinión de Sigal Barsade, profesora de gestión de la
Universidad de Pensilvania. "La gente capta las emociones de otras
personas. Es como una especie de virus", asegura. Según sus
investigaciones, el estado de ánimo más contagioso es la calma. Además,
las personas con temperamento parecido trabajan mucho mejor juntas. Si
un directivo intenta sacar lo mejor de un trabajador estresado, lo más
aconsejable es rodearlo de gente animada y llena de vida.
Trabajar con personas que se quejan también tiene sus consecuencias.
Barsade cree que cambiar de sitio a los empleados con frecuencia puede
incrementar la sensación de que tienen poco control sobre su entorno.
Este experimento puede resultar perjudicial.
La ciencia de ubicar en el sitio correcto a los empleados,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
La ciencia de ubicar en el sitio correcto a los empleados,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
Cambiar a
los empleados de lugar cada pocos meses, separando a los que hacen el
mismo tipo de trabajo, y pensar en qué departamentos pueden agruparse y
cómo todo esto contribuye a incrementar la productividad y la
colaboración es lo que estudia una ciencia que se impone en las
oficinas. Sus defensores aseguran que este tipo de experimentos, además
de resultar económicos, pueden contribuir a mejorar los resultados de
una empresa. No obstante, en ocasiones provocan una sensación de
malestar entre algunos empleados.
En los últimos años, muchas compañías han optado por cambiar la
disposición de sus oficinas, diseñando espacios abiertos donde ningún
puesto está asignado a una persona. Los directivos se han quedado sin
sus clásicos despachos y los empleados trabajan en mesas interminables.
Algunas empresas, sobre todo start ups y negocios del sector
tecnológico, han dado un paso más allá, estudiando quién se sienta al
lado de quién en un intento de sacar el máximo partido a los empleados.
Ben Waber, consejero delegado de Sociometric Solutions, una empresa
ubicada en Boston que utiliza sensores para analizar la comunicación en
el puesto de trabajo, asegura que "aunque mantenga el organigrama, si
cambio de sitio a los empleados, obtengo resultados impresionantes".
Waber opina que las personas que se sientan a nuestro alrededor en el
entorno laboral representan entre el 40% y el 60% de las relaciones que
tenemos durante la jornada laboral. En cambio, hay sólo entre un 5% y un
10% de posibilidades de que nos relacionemos con alguien que se sienta a
dos filas de distancia. Los datos recopilados por Waber los utilizan
empresas de sectores tan diversos como la distribución, el farmacéutico y
el financiero, entre otros.
Según los expertos en diseño de oficinas y psicología laboral, las
empresas deberían estudiar con detenimiento dónde colocan a sus
empleados. Agrupar a los trabajadores por departamentos puede fomentar
la eficacia y la concentración, pero mezclarlos facilita la innovación,
opina Christian Catalini, del MIT.
En el portal de viajes Kayak.com, el cofundador y director tecnológico,
Paul English, aprovecha cuando llegan nuevos empleados para modificar la
disposición de los trabajadores y piensa con mucho detenimiento quién
se sienta al lado de quién. English tiene en cuenta todos los factores:
desde la personalidad de sus empleados hasta su ideología política o su
tendencia a llegar puntuales. Incluso su costumbre de criticar a los que
llegan tarde. "Si coloco a una persona aburrida al lado de alguien
distinto, el trabajo va a acabar resultando deprimente", explica. Young
Chun, diseñadora de producto de Kayak, es una de las trabajadoras de
English y uno de sus cometidos es encontrar un equilibrio de energía en
la oficina. Hace poco decidió encargarse del departamento de móviles,
donde el 90% de los empleados tenía un perfil demasiado reservado. Su
cometido era conseguir que expresaran más sus emociones. "La primera
semana allí me sentí aterrorizada. Pensé que si se caía un alfiler,
podría oírlo", asegura. Aunque tardó semanas, Chun consiguió que el
grupo se abriera y comenzara a hablar.
Los aspectos de la personalidad de un trabajador pueden resultar
contagiosos, en opinión de Sigal Barsade, profesora de gestión de la
Universidad de Pensilvania. "La gente capta las emociones de otras
personas. Es como una especie de virus", asegura. Según sus
investigaciones, el estado de ánimo más contagioso es la calma. Además,
las personas con temperamento parecido trabajan mucho mejor juntas. Si
un directivo intenta sacar lo mejor de un trabajador estresado, lo más
aconsejable es rodearlo de gente animada y llena de vida.
Trabajar con personas que se quejan también tiene sus consecuencias.
Barsade cree que cambiar de sitio a los empleados con frecuencia puede
incrementar la sensación de que tienen poco control sobre su entorno.
Este experimento puede resultar perjudicial.
La ciencia de ubicar en el sitio correcto a los empleados,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
La ciencia de ubicar en el sitio correcto a los empleados,Directivos.-Economía y empresa Expansión.com
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