Siempre lo subrayo: el "brainstorming" es una de las técnicas creativas más "conocidas" y también de las peor utilizadas en las organizaciones. Recurrir a esta técnica estando sentado, realizarla sin calentamiento alguno o con la presencia un jefe que es quien lleva "la voz cantante" son algunos de los errores mnás recurrentes.
Como es bien sabido, el padre espiritual de la técnica del "brainstorming" es el estadounidense Alex Osborn, a la sazón también uno de los fundadores de la renombrada agencia de publicidad BBDO.
Las dos reglás básicas del "brainstorming" son aplazar el juicio y obtener cantidad de ideas.
El supuesto subyacente de esta técnica es que las personas en muchas ocasiones tienen miedo a decir algo equivocado. En un periodo en que los empleados todavía tenían miedo de hablar (la técnica salió a la luz en 1948), el intercambio de ideas se vio como algo revolucionario.
Desde entonces, muchas personas han cuestionado la eficacia de la tormenta de ideas. Muchos investigadores han señalado que los grupos obtienen muchas menos ideas que el mismo número de personas trabajando solas y poniendo más tarde en común sus ideas. Recientes investigaciones, han confirmado que una tormenta de ideas en un grupo tiene dos defectos principales: las personas suelen producir menos ideas y las ideas suelen ser de menor calidad en entornos de grupo en comparación a cuando esas personas trabajan solas. Además, cuando la gente tiene que esperar a que otros terminen su turno antes de expresar su idea, las ideas a menudo se pierden.
Eso sí, al parecer, ser parte de un grupo confiere al mismo la ilusión de la productividad. Estos hallazgos muestran que los miembros del grupo están más satisfechos con su rendimiento que los individuos, a pesar de haber generado un menor número de ideas. El ambiente del grupo hace que te sientas más productivo. Este sentimiento es debido en parte a que el grupo experimenta menos casos en los que una persona es incapaz de generar ideas.
El supuesto subyacente de esta técnica es que las personas en muchas ocasiones tienen miedo a decir algo equivocado. En un periodo en que los empleados todavía tenían miedo de hablar (la técnica salió a la luz en 1948), el intercambio de ideas se vio como algo revolucionario.
Desde entonces, muchas personas han cuestionado la eficacia de la tormenta de ideas. Muchos investigadores han señalado que los grupos obtienen muchas menos ideas que el mismo número de personas trabajando solas y poniendo más tarde en común sus ideas. Recientes investigaciones, han confirmado que una tormenta de ideas en un grupo tiene dos defectos principales: las personas suelen producir menos ideas y las ideas suelen ser de menor calidad en entornos de grupo en comparación a cuando esas personas trabajan solas. Además, cuando la gente tiene que esperar a que otros terminen su turno antes de expresar su idea, las ideas a menudo se pierden.
Eso sí, al parecer, ser parte de un grupo confiere al mismo la ilusión de la productividad. Estos hallazgos muestran que los miembros del grupo están más satisfechos con su rendimiento que los individuos, a pesar de haber generado un menor número de ideas. El ambiente del grupo hace que te sientas más productivo. Este sentimiento es debido en parte a que el grupo experimenta menos casos en los que una persona es incapaz de generar ideas.
A pesar de todo, siempre recomiendo tener muy a mano esta técnica. Por dos razones, una por que también hay investigaciones que señalan lo contrario y la segunda porque siempre puede uno recurrir a combinarla con cualquier técnica creativa. De hecho, a menudo eso es lo que hago. Una versión del brainstorming.
El enfoque de intercambio de ideas lo realizo de manera diferente. Los miembros del equipo primero comienzan a generar ideas en completo silencio. Cada persona escribe sus ideas en un post-it en notas separadas. Posteriormente, todo el mundo lee rápidamente sus ideas en voz alta al grupo.
Esto tiene un efecto estimulante sobre los participantes y, desde ahí, les animo a continuar con la escucha y con la elaboración de sus propias ideas.
El modo en que los participantes se colocan en la sala también posee un efecto estimulante, ya que estar sentado para mí deja una parte importante del ser humano olvidada (el cuerpo). Así que les pongo de pie y les sitúo en círculo para que puedan verse con facilidad. De esta manera, la idea de un participante es una fuente de inspiración para otro.
Utilizar el brainstorming de este modo, y tras realizar cuatro rondas (con diferentes técnicas), por lo general conduce a obtener de 500 a 750 ideas sobre el reto creativo.
La experiencia de compartir, seleccionar y elaborar conceptos concretos de las mejores ideas tiene un gran impacto en la dinámica de grupo. Al final, todo el grupo tiene un sentido de propiedad sobre las ideas. Este aspecto es esencial. Cualquier nueva ideas necesitará tener una gran cantidad de padres para poder sobrevivir a la cultura corporativa.
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