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El efecto espectador


En psicología social, el efecto espectador se refiere al fenómeno en el que una persona en una multitud tiene menos probabilidades de intervenir directamente en una situación difícil de lo que sería el caso si esa misma persona se encontrará en esa misma situación sola o en un grupo de personas mucho más reducido.

Los investigadores señalan que el impulso a la acción de una persona cuando se enfrenta a una situación varía en función del número de observadores en la sala. En otros contextos, los investigadores también se refieren a este fenómeno como "difusión de la responsabilidad". 

En el campo de la innovación, el efecto espectador resulta de interés en el contexto de un esfuerzo de innovación a gran escala (una sesión de innovación con toda la empresa o con un grupo numeroso). En este tipo de sesiones, se invita a los colaboradores a dar ideas innovadoras en torno a determinados temas o áreas problemáticas, tales como buscar formas de mejorar la eficiencia operativa o dar con nuevas ofertas de productos.  

Desde luego, la sesión de innovación tiene una intensa participación y la interacción requerida de los empleados. Algunas personas funcionan sorprendentemente bien en este tipo de situación ofreciendo nuevas ideas, ya que son capaces de dar rienda suelta a su creatividad interior y de compartir sus pensamientos con una audiencia más amplio que las que suele haber en sus interacciones típicas alrededor de la máquina de café de la oficina.

Estas sesiones interactivas producen un gran número de ideas viables y con frecuencia constituyen una excelente manera de inspirar a muchos empleados a involucrarse más en la mejora del rendimiento de su empresa.

Otras personas, en cambio permanecen calladas o encuentran excusas para no ir a la sesión. Cualquier líder que busque mejorar la tasa de participación en un programa de innovación debería considerar el efecto espectador al lanzar esta iniciativa.  

La difusión de la responsabilidad puede dar lugar a que algunos empleados renuncien a participar al ver que otros ya lo están haciendo. Del mismo modo, algunas personas pueden preferir "evitar los focos" sobre todo cuando se suscite la polémica, auque ésta sea alrededor de una idea valiosa.  

No tiene sentido obligar a nadie a participar pero al mismo tiempo uno de los preceptos fundamentales de la innovación y del pensamiento creativo es tener en cuenta una amplia gama de ideas. Cuanto mayor diversidad y más participantes existan en cualquier esfuerzo innovador, mayor será el rango de ideas que se incluyan en la discusión.

Uno de los modos de evitar esta situación es formar grupos más reducidos (tal vez incluso de dos o tres personas) y que luego presenten sus ideas al gran grupo. Al permitir la participación a este nivel, se fomenta la innovación de varias maneras: 

- Se proporciona un relativo anonimato a los participantes mediante la agrupación de las ideas de varias personas y presentarlos en subgrupo. Además, aunque todavía resulta posible rastrear las ideas hasta el equipo de origen (lo cual puede ser importante para el seguimiento de los temas), también genera una mayor libertad de expresión por parte de los miembros del equipo.

- Se previene la difusión de la responsabilidad dado que los miembros de los distintos subgrupos se percatan de que tienen que aportar algo a la conversación como una forma de representar a su subgrupo. 

- La confección de grupos pequeños simplifican la dinámica de la interacción. Para algunos empleados, el intercambio de ideas será más fácil en un grupo de tres o cuatro personas de lo que es presentar una idea (y ser visto y posiblemente escrutado) por decenas de colegas.

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