Cuando éramos niños, teníamos curiosidad por todo.
Experimentábamos con las cosas, cuestionábamos todo a nuestro alrededor, tratábamos de entender cómo y por qué funcionaban las cosas.
Esa actitud natural contrastaba con lo que pregonaban a nuestro alrededor. Era el síndrome de "Eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca."
Una de las cosas que más me sorprendió en mi primer viaje a Estados Unidos fue que, al visitar los museos de muchas ciudades, leías en todos los rincones carteles que exclamaban "Please, touch". Se trataba de una incitación a que tanto niños como adultos curiosease y experimentase con los objetos que allí se encontraban.
Está en nuestra naturaleza como seres humanos, el sentido de la curiosidad por el mundo que nos rodea. Al fin y al cabo, eso es lo que nos permite crecer y prosperar.
Para ser creativos, tenemos que preguntarnos por qué las cosas son como son, y abrazar la idea de que tal vez las cosas podrían ser mejores si fueran diferentes.
Si queremos ser creativos seamos apasionadamente curiosos.
Si queremos ser creativos seamos apasionadamente curiosos.
Comentarios
A mí me gusta la teoría triárquica de la inteligencia de Robert J. Sternberg que describe tres tipos de inteligencia: la inteligencia componencial-analítica (la habilidad para adquirir y almacenar información), la inteligencia contextual-práctica (relacionada con la conducta adaptativa al mundo real) y la
inteligencia experiencial-creativa (habilidad basada en la experiencia para seleccionar, codificar, combinar y comparar información).
La curiosidad, al menos, seguro que alimenta este último tipo de inteligencia.
Cordiales saludos.