Los juegos de palabras tienen una historia muy larga. A lo largo de los tiempos han servido para ocultar palabras, para insultar a reyes y reinas, para molestar a médicos, etc.
Cualquier artificio que despliegue las potencialidades de una lengua sirven para exprimir la creatividad y para retar al ingenio.
He aquí unos ejemplos fascinantes:
- Leer frases al derecho y al revés, es decir, los denominados palíndromos ("Sé verla al revés")
- Recombinar letras ("entrever desaires" y "entre verdes aires")
- Escribir con una única vocal ("La dama aclamaba a Ana, la dama más agarbada, más afamada")
- Descartes de letras ("Los gorriones son unos gorrones")
Para acabar, un desafío. He aquí una frase de la época de Quevedo:
"Con un ciento y un cinco,
cincuenta y cero,
se consigue en la corte
cualquier empleo.
Coge la pluma
y en números romanos
dame la suma".
Para aquellos que lo quieran intentar, una pista: La V debe tomar el valor de la U.
Comentarios
Por supuesto que no. Jugar con el lenguaje se remonta a la noche de los tiempos. En todas las épocas, se ha tratado de utilizar creativamente el lenguaje con diversas finalidades.