Los emprendedores sociales son personas innovadoras que crean algo por el bien común y no por el suyo propio.
El reciente premio Príncipe de Asturias, Bill Drayton, y fundador de Ashoka, explica muy bien de qué se trata y puede referir multitud de ejemplos: interconectar decenas de clínicas aisladas en Perú, Colombia y Ecuador para permitir diagnósticos médicos a distancia; reciclar toneladas de plástico en Nueva Delhi, dando empleo a cientos de desheredados y reduciendo al mismo tiempo la contaminación ambiental, etc. Así hasta 3.000 emprendedores sociales en 70 países que Ashoka selecciona cada año, financia sus proyectos y ayuda a convertirlos en realidad.
¿La idea central? Todos podemos impulsar el cambio. Emprender consiste en innovar. Y eso puede hacerlo cualquier persona. Y cualquier persona, incluso con pequeñas acciones, puede tener mucho impacto.
En Brasil, por ejemplo, había 5.000
asociaciones ciudadanas en 1980, hoy son ya más de un millón. Eso quiere decir que hay gente transformando el sistema por completo, solucionando un
problema medioambiental, mejorando la educación...
Lo primero es convencernos de que podemos hacerlo. Muchos nos dirán lo
contrario, lo mejor es ignorarlos con educación. Lo segundo, tener
ideas que impacten y cambien nuestro entorno.
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