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La ceguera empresarial

Unos investigadores colocaron 10 monos en una jaula junto a una escalera que permitía acceder a un racimo de plátanos colgados del techo. Inmediatamente uno de los monos intentaba subir por la escalera, pero entonces todos recibían una ducha de agua helada. Lo intentaba un segundo mono, y ocurría lo mismo. Con el tiempo, todos terminaron desistiendo, y si alguno intentaba alcanzar un plátano, el resto le agredía para evitar recibir el chorro de agua fría.

Posteriormente, los investigadores sustituyeron uno de los 10 monos por otro nuevo. Lo primero que hizo el recién llegado fue tratar de subir por la escalera para conseguir los plátanos, pero entonces, los 9 restantes se apresuraron a pegarle para impedírselo. El mono recién llegado, no sabía porqué, pero terminó asumiendo que subir por la escalera estaba prohibido y que si alguien lo intentaba debían darle una paliza. Los investigadores fueron sustituyendo todos los monos uno a uno hasta quedarse con 10 ejemplares que nunca habían recibido una ducha de agua fría. Sin embargo, los monos agredían a cualquier otro que intentara subir por la escalera. ¿Por qué? Simplemente, porque consideran que en esa jaula no se hacen esas cosas. 

Resulta alentador contemplar a los nuevos empleados en su lugar de trabajo. No se detienen por la información de fondo acerca de por qué los procedimientos de trabajo y los procesos están diseñados de la forma en que están. Formulan preguntas por curiosidad y/o para sugerir mejoras que podrían llevarse a cabo: ¿Por qué recogemos estos datos si luego nos los tenemos en cuenta?, ¿Qué pasaría si celebrásemos nuestras reuniones en torno a una agenda a partir de ahora?, ¿Por qué nuestro departamento tiene que realizar esta tarea en lugar de ese otro departamento?... 

Los nuevos empleados tienen una manera refrescante de ver las cosas y sienten curiosidad por conocer el cómo y el porqué de ciertas cosas que se han hecho. En mi experiencia, existen dos maneras de responder a esta situación.  



Puede verse al nuevo empleado como una persona que puede proporcionar una retroalimentación constructiva, de modo tal que los puntos ciegos de la organización pueden identificarse. Los puntos ciegos son las cosas que ya no se perciben porque la gente lleva trabajando en el departamento/empresa demasiado tiempo y ya ha adquirido un cierto grado de la denominada "ceguera empresarial".  

También puede contemplarse a los nuevos empleados como personas problemáticas y luchar porque mantengan la boca cerrada: "No hagas tantas preguntas, ocúpate de lo que tienes que hacer".  El resultado de este último enfoque es que las personas recién llegadas en seguida se limitan a funcionar dentro de la camisa de fuerza de las "reglas" del departamento. 

Y,  desde luego, tanto el departamento como la empresa  dice con ello adiós a la oportunidad de hacerse una idea de las posibles mejoras y de cualquier innovación.

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