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Conversar con gente diferente


En el periodo estival del mes de agosto voy a escribir una de serie de entradas que proponen prácticas concretas que favorecen la potenciación de la creatividad (eso sí, no sólo durante las vacaciones sino a lo largo de todo el año). Confío en que te inspiren.

A menudo solemos conversar con las mismas personas. Los compañeros del trabajo (especialmente aquellos con los que sintonizamos bien), los amigos de siempre, los familiares, los vecinos de toda la vida...

Prueba este verano a hablar con otras personas. Si vas de viaje entra en contacto con la gente del lugar, con el taxista, con el conductor de autobús, con el camarero, con el pescador, con los jovenes, con las personas mayores, con los universitarios, con las personas que no tienen estudios, ... 

Conversa con ellos con un genuino interés pero sobre todo pregunta y escucha. Escucha atentamente. 
Permanece abierto a que te sorprenda una información. Y cuando te encuentres con ella, muéstrate curioso.

Las prácticas aquí sugeridas potencian la creatividad.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Manuel!

Estoy totalmente de acuerdo contigo. Es maravilloso hablar,y sobre todo escuchar a las personas que precisamente no piensan como tú. De cada una de las personas que he conocido a lo largo de mi vida, he aprendido algo bueno,útil,curioso,diferente,ines-perado,...
y con toda esta información pues me he ido formando yo como persona,procurando imitar las cualidades que me han parecido más buenas de cada una de ellas, y las malas intento no hacerlas, aunque claro, tampoco vamos a ser perfectos y algún defecto tenemos que tener, que si no no hay quien nos aguante (ni nosotros mismos).

Además los defectos de cada uno son lo que verdaderamente nos diferencían unos de otros, y así si alguna vez alguien se enamora de uno, con nuestros defectos, podemos estar más tranquilos y ser tú mismo todo el rato sin tener que disimular que somos perfectos, así estamos mas relajados y todo va mejor, que intentar aparentar lo que no se és debe ser mu, pero que mu estresante, y los nervios son muy malos, que si estás nervioso, estás que no estás y entonces... para qué estamos aquí?

De los que mas he aprendido (y sigo) son de los ancianos y de los niños.. eso es una paradoja verdad?

Hasta luego

Mar
Manuel Ferrández ha dicho que…
Yo no lo veo como una paradoja, Mar. Lo veo como algo natural cuando hemos perdido "la esencia", la frescura, la inocencia...

Aprender de los niños y de los ancianos es nuestro intento por recuperar una forma de ver el mundo y de actuar que nosotros (los adultos) hemos perdido.
Anónimo ha dicho que…
No lo hemos perdido, esta sigue ahí.Lo que pasa es que hemos puesto encima tantas cosas inútiles ( cómo esas que compramos por comprar sin que nos hagan falta) que ya no lo vemos. Pero si hacemos el esfuerzo de vaciar de cosas que lo único que hacen es mermar nuestro espacio vital, la encontramos, porque es nuestra esencia, la de la vida, que es tan poderosa, que por muy al fondo del
cajón la hayamos dejado, ella seguirá ahí, esperando que la encontremos. Es la fuerza de la naturaleza, que con su harmonía y su sabiduría, nos permite que sigamos aquí, en la Tierra....
Aunque no hay que pensar que esto será así para siempre. Cualquier día, si seguimos tratándola como un inmenso cubo de basura, pues nos dejará por imposible, y ni siquiera nos ubicará en el fondo del cajón, que la nauraleza es muy sabia y mierdas.... las justas!
Así que depende de nosotros, los adultos, que somos los que tenemos el poder de cambiar las cosas....

Y podemos hacerlo,escuchando y aprendiendo de los niños y de los ancianos.

Un Saludo

Mar
Manuel Ferrández ha dicho que…
Tienes razón Mar. La esencia sigue estando ahí. Lo que quería decir es que la hemos perdido... ¡de vista!.

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