Numerosos estudios indican con claridad que una persona aporta soluciones más creativas cuando realiza su tarea por puro placer.
Si no existe la afectividad por lo que hacemos, los incentivos para que seamos creativos e innovadores no tendrán ningún efecto en los resultados de nuestro trabajo.
Los incentivos, en consecuencia, poseen una función meramente hidráulica. En otras palabras, potenciarán el interés de una persona que ya está volcada en innovar por decisión propia.
Probablemente, la condición más importante de la creatividad es el placer y la afección por lo que hacemos.
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