Es madrugada. Juan busca desesperadamente algo en la calle, debajo de una farola. Una persona que en aquellos momentos pasa por allí, se detiene y le pregunta qué hace. "Buscando las llaves de casa, se me han caído", responde Juan. "¿Por qué está buscándolas por aquí? ¿Se le han caído en este lugar?". "No lo sé", responde Juan, "pero aquí es el único sitio en el que hay luz".
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La historia refleja igualmente el modo en que muchas empresas realizan su búsqueda de nuevas ideas. Obviamente, no irán demasiado lejos. Es cierto que está garantizado que podrán mejorar marginalmente aspectos en los que ya son buenas pero pierden los "breakthroughs", esos momentos Eureka donde emergen los nuevos conceptos y donde, en ocasiones, los cambios sonríen a la empresa para siempre.
Esas ideas, a menudo, están situadas en los márgenes del radar organizacional y a veces incluso un poco más allá: tendencias en industrias periféricas, necesidades no cubiertas en otros mercados, actividades que no forman parte de del "core businees" de la empresa.
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En otras palabras, las empresas deberían mirar más allá de la luz que da la farola.
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