Las grandes producciones musicales suponen un desafío logístico enorme. Por ello, los promotores que contratan estos conciertos muy a menudo tienen que encargarse del montaje de gran parte del escenario. Después llegan los nueve o diez camiones del músico o del grupo en cuestión y montan el resto. Los contratos que se hacen para los conciertos son muy técnicos y contienen una cantidad elevada de especificaciones: número de enchufes, potencia de los mismos, peso a soportar por el escenario, tamaño de puertas para mover el equipo, amplitud del parking para sus vehículos ... Los contratos también indican de forma estricta la disposición de elementos eléctricos para controlar los amperios de voltaje cada ciertos metros con el fin de evitar cortocircuitos, o la posición de los cañones de luz a más de 75 metros para no molestar en los ojos a los músicos, … El contrato final podía llegar a tener de varios centenares de cláusulas de términos técnicos y también legales (una versión de las pági...
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