Gustavo Cadena, ingeniero físico industrial, tuvo una idea que le pareció brillante: desarrollar una banda que utiliza nanotecnología para enfriar la cabeza de los atletas, evaporando el sudor en el proceso.
El material de la banda amplifica el área superficial de la piel mediante nanotecnología, como si fuera un radiador de un coche o el disipador de un ordenador. Básicamente, por tanto, se está replicando cómo se enfrían las máquinas, pero la banda enfría el cuerpo con un material que no afecta la piel y que trabaja con el sudor.
De hecho, la banda Omius, así se llama el invento, busca replicar ese efecto 5 veces más que el cuerpo humano, generando un enfriamiento mayor.
Gustavo soñaba con que en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 algunos atletas ya lucieran su banda enfriadora pero pocos deportistas confiaron en el producto. Sólo algunos atletas del triatlón se pusieron su banda, aunque - eso sí - tuvieron mucha visibilidad durante la prueba y ello cambió la suerte de Gustavo y de su producto.
Tras el evento, algunas de las federaciones olímpicas de países como Brasil y República Checa lo contactaron para probar su tecnología.
En estos días que se está celebrando el mundial de atletismo en Tokio numerosos atletas ya lucen la cinta, en particular los maratonianos.
Gustavo hace ya un tiempo que abandonó la elaboración de la pulsera en el taller de su propia casa y mira su futuro y el de su cinta con optimismo.
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