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Caminar, pensar y crear


Desde la época de los filósofos griegos, muchos pensadores han mencionado una profunda conexión intuitiva entre caminar, pensar y ser creativo. 

¿Qué es específicamente lo que hace que caminar sea tan propicio para pensar y crear? La respuesta comienza con los cambios en nuestra química. Cuando salimos a caminar, el corazón late más rápido, circulando más sangre y oxígeno no solo hacia los músculos, sino hacia todos los órganos, incluido el cerebro. 

Muchos experimentos han demostrado que después o durante el ejercicio, incluso con un esfuerzo muy leve, las personas rinden mejor en pruebas de memoria y de atención. Caminar regularmente también promueve nuevas conexiones entre las células cerebrales, evita el deterioro habitual del tejido cerebral que viene con la edad, aumenta el volumen del hipocampo (una región cerebral crucial para la memoria) y eleva los niveles de las moléculas que estimulan el crecimiento de nuevas neuronas y transmiten mensajes entre ellas.

La forma en que movemos nuestros cuerpos también cambia la naturaleza de nuestros pensamientos y viceversa. Los psicólogos especializados en música para el ejercicio han cuantificado algo que muchos ya intuíamos: escuchar canciones con ritmos rápidos nos motiva a correr más rápido, y cuanto más rápido nos movemos, más rápido preferimos nuestra música. 

Del mismo modo, cuando los conductores escuchan música alta y rápida, inconscientemente presionan un poco más el pedal del acelerador. Caminar a nuestro propio ritmo crea un bucle de retroalimentación inalterado entre el ritmo de nuestros cuerpos y nuestro estado mental, algo que no podemos experimentar tan fácilmente cuando corremos en el gimnasio, conducimos un automóvil, andamos en bicicleta o en cualquier otro tipo de locomoción. 

Cuando paseamos, el ritmo de nuestros pies vacila naturalmente con nuestros estados de ánimo y la cadencia de nuestro discurso interno; al mismo tiempo, podemos cambiar activamente el ritmo de nuestros pensamientos al caminar deliberadamente con más agilidad o al desacelerar.

Debido a que no tenemos que dedicar mucho esfuerzo consciente en el acto de caminar, nuestra atención está libre para divagar, para superponer el mundo ante nosotros con un desfile de imágenes del teatro de la mente. 

Y éste es precisamente el tipo de estado mental que los estudios han relacionado con ideas innovadoras e inspiraciones repentinas... 

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