La curiosidad es el deseo de saber o averiguar una cosa, o el deseo que tiene una persona de conocer o averiguar un asunto ajeno que no le concierne o no es de su incumbencia.
La curiosidad es por tanto una fuerza interior, dotada de una mirada atenta, interesada en los pequeños detalles y focalizada en los grandes desafíos.
La curiosidad es una conducta natural como demuestran fehacientemente los niños. Sin embargo, muchas veces, dejamos de estar en contacto con esta facultad.
En esos casos, es preciso potenciarla. Ser curioso es un superpoder que nos acerca al mundo de la creatividad.
Cuando se potencia, se abre un mundo lleno de posibilidades que se convierte en el motor, en el impulso y en la motivación para aprender y probar novedades.
Una forma de potenciar la curiosidad es cuestionarse las cosas, no dar por hecho nada. Otra opción es salir de la rutina, preguntar las cosas que no tengamos claras. Y, desde luego, no tener miedo a probar cosas nuevas y a equivocarse. El error forma parte de todo aprendizaje.
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