En mis cursos he comprobado repetidamente como muchas personas consideran que nunca tuvieron el talento o habilidad para tal o cual cosa y también que probablemente nunca lo tendrán. Son personas con una "mentalidad fija".
Otras, en cambio, parecen aceptar los desafíos y las decepciones como oportunidades para reorientar su pensamiento. Podemos decir que poseen una "mentalidad de crecimiento".
Sin embargo, el fracaso es una condición inevitable de nuestra vida diaria. Es más bien la forma en cómo abordamos ese fracaso lo que determina si tenemos una mentalidad fija o si estamos preparados para el crecimiento.
Por supuesto, aquellas personas que creen que son miembros del grupo con "mentalidad de crecimiento" tienden a generar ideas más creativas que las personas que se consideran con una "mentalidad fija".
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