Las personas innovadoras no únicamente abrazan sino que incluso prosperan en la incertidumbre.
Ahora bien, las investigaciones han demostrado que los innovadores son personas como las demás. Eso sí, se sienten mucho más cómodos en situaciones de incertidumbre que la mayoría. Además tienden a mostrar una serie de habilidades que no solo son efectivas, sino que también se pueden aprender y practicar.
Pero vayamos por partes. No es lo mismo riesgo que incertidumbre. En el riesgo, los factores que determinan el éxito o el fracaso están fuera de nuestro control, aunque conocemos las probabilidades de éxito (por ejemplo, un juego de dados). No podemos controlar si sale un 2 o un 12, pero conocemos las probabilidades.
En situaciones de incertidumbre, los factores que determinan el éxito o el fracaso no están necesariamente fuera de nuestro control, sino que simplemente esos factores se desconocen. Es aceptar un desafío para jugar un juego del que no conocemos completamente las reglas.
Pues bien, las personas innovadoras tienden a estar más dispuestas a aventurarse en lo desconocido y, por lo tanto, es más probable que se involucren en proyectos ambiciosos incluso cuando los resultados y las probabilidades son un misterio.
Jeff Dyer, Hal Gregersen y Clay Christensen, tras investigar durante años las características de los innovadores exitosos, dividieron las habilidades de innovación en dos categorías: habilidades de ejecución y habilidades de descubrimiento.
Las habilidades de ejecución incluyen análisis cuantitativo, planificación, implementación orientada a los detalles y ejecución disciplinada. Sin duda, estas son características esenciales para el éxito en muchas ocupaciones, pero en la innovación, el descubrimiento debe venir antes que la ejecución.
Las habilidades de descubrimiento son las que más participan en el desarrollo de ideas y en la gestión de situaciones inciertas. Los más notables son:
* La capacidad de establecer conexiones entre ideas y contextos aparentemente dispares.
* La tendencia a cuestionar los supuestos y el statu quo.
* El hábito de ver qué contribuye a que exista un problema antes de apresurarse a encontrar una solución.
* El uso frecuente de la experimentación sistemática para probar hipótesis sobre causa y efecto.
* La capacidad de establecer contactos y ampliar un conjunto de relaciones, incluso sin un propósito intencional.
Como cualquier otras habilidades, estas se pueden aprender y cultivar mediante una combinación de orientación, práctica y experiencia. Al hacer las preguntas correctas, observar conscientemente, experimentar y establecer contactos con los partidarios adecuados, los innovadores atesoran más probabilidades de identificar oportunidades y tener éxito.
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