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El invento del futbolín


El futbolín (también llamado en otros lugares fútbol de mesa, metegol, futbolo, futbolito, fuchín, futío o taca-taca) es un conocido y popular juego extendido por todo el mundo.

La invención del mismo se atribuye al español Alejandro Finisterre. Alejandro se estaba recuperando en un hospital de Barcelona de las heridas sufridas durante los bombardeos de la Guerra Civil Española, cuando decidió crear un juego para amenizar los días de hospitalización de los heridos y enfermos allí ingresados.

Los pacientes, hombres jóvenes e incluso adolescentes, habían sufrido heridas y amputaciones provocadas por las bombas y otras armas, de manera que la mayoría soportaba secuelas que les harían prácticamente imposible volver a correr detrás de un balón y practicar sus deportes favoritos.

Así, con el propósito de levantar el ánimo de los jóvenes del hospital, Finisterre decidió crear estas mesas de madera y organizar campeonatos. Entonces, los largos días de recuperación se tornarían, al menos, más entretenidos.
La idea desencadenante fue el tenis de mesa. Finisterre era un apasionado de ese deporte, así que pensó que de igual manera que un deporte como el tenis pudo pasar a jugarse sobre una tabla de madera, por qué no podría ocurrir lo mismo con el fútbol. 

Dándole vueltas a esa idea, solicitó ayuda al carpintero que trabajaba en el hospital, quien le apoyó en su misión, y siguiendo las instrucciones que iba dándole Alejandro, fabricó el primer futbolín con figuritas de madera pintadas y ensambladas en unas barras situadas de forma horizontal sobre una estructura de madera contrachapada que poseía a cada lado una abertura con una red, y que harían las veces de porterías. Era 1937.

Había nacido el futbolín.

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