Soñar despierto es bueno. Promueve la creatividad, la felicidad y la salud mental.
Sin embargo, en esta cultura "hiperconectada", mientras que uno puede estar perfectamente relacionado con el mundo, puede estar totalmente desconectado de sí mismo y de la reconfortante compañía de los propios sueños.
Efectivamente, uno puede estar tan absorbido por las distintas "bandejas de entrada" que nuestra vida interior pase desapercibida o desatendida.
Soñar despierto, dejarnos llevar por nuestros deseos e instintos, es muy importante porque en esa situación aparece el verdadero yo - el verdadero, el auténtico - de un ser emocional, libre y espontáneo.
Al expresar nuestro verdadero yo, es menos probable que nos sintamos ansiosos o deprimidos y también existen muchas más probabilidades de sentirnos creativos y satisfechos.
Hallarnos en una situación en la que podamos pensar sin tener una dirección determinada en contraposición al pensamiento dirigido, es decir, soñar despierto, es una manera de aprovechar el potencial creativo y también de sentirse mejor.
Dejarse llevar sin hacer nada, con una acción cerebral desenfocada, permite que el material brote de nuestra mente más profunda: el inconsciente.
Nuestras casas inconscientes aparentan ser construidas al azar, pero en realidad proporcionan material pertinente y, si aprendemos a usarlo, podemos llegar muy lejos. Necesitamos trabajar nuestros recuerdos, fantasías, intuiciones y conflictos internos para que éstos encuentren un lugar en nuestros sueños diarios.
Cuando nuestra mente más profunda se abra, nos sentiremos mejor y veremos con más facilidad las posibilidades y también las soluciones.
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