Los pasajeros de los asientos traseros de un coche no tienen posibilidad de mirar antes de abrir la puerta. Pensar en este detalle es inusual a menos que algo te conduzca a esa línea de pensamiento. Esto es lo que hizo Luis Ros cuando circulando con su moto fue víctima de un accidente al abrir una pasajera de un taxi la puerta sin mirar. Este hecho provoco que Luis se diese cuenta de la necesidad de una solución a este problema.
Tras dedicarle mucho tiempo e innumerables ensayos (nadie dijo nunca que la creatividad fuese sencilla), llegó al retrovisor TRSI, un invento que seguro salvará muchas vidas.
El invento en cuestión es un dispositivo muy sencillo de seguridad activa que previene accidentes. Se coloca en el pilar central del coche y debido a su espejo convexo no es necesario orientarlo. Permite a los pasajeros situados en los asientos traseros del coche comprobar la presencia de un vehículo antes de abrir la puerta, lo que evita un posible accidente.
El dispositivo fue presentado en el Salón de Invenciones de Ginebra, celebrado el pasado mes de abril, donde ganó la medalla de oro en la categoría de Automoción frente a otros inventos mucho más sofisticados: airbags, discos de frenos, grandes proyectos de ingeniería, ....
Desde luego, a partir de ahora empieza lo probablemente más difícil: hablar con taxistas, compañías de seguros, empresas de alquileres de coches, ... En una palabra comercializarlo. Quizá dentro de poco los coches nuevos lo lleven de serie pues el invento aporta mucho valor añadido a un precio muy bajo.
Pero tenga éxito o no comercialmente el invento, lo cierto es que se trata de un ejemplo excelente de lo que significa el proceso de creatividad e innovación.
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