La burocracia deja muy poco espacio a la curiosidad, a la intuición, al deseo de divertirse y jugar que propicia la innovación. Las burocracias son zonas emocionalmente muertas. Como resultado, las organizaciones que tienen un alto grado de burocracia son mucho menos capaces de adaptarse, son menos innovadoras y cuentas con personas carentes de pasión. No cabe duda de que los costes de la burocracia son elevados, pero también hay unos costes escondidos que provienen de la reducción de la fricción, de la conformidad, del aislamiento, de la apatía, de la rigidez, etc. Por supuesto se puede empezar a cambiar la burocracia pero nunca se puede hacer de arriba a abajo. Hay que retar al "status quo", lo cual desde luego requiere mucho valor.